Nuestra recomendación siempre será que nunca compres más queso del que puedas consumir en una semana. Pasado ese tiempo, el queso dejará de estar en su punto óptimo de consumo y empieza a secarse. Lo puedes seguir consumiendo pero, probablemente haya perdido alguna de sus características y matices.
El queso siempre se debe conservar en el frigorífico (a poder ser dentro de un tupper de cristal y cada trozo envuelto de forma individual) y se sacará un ratito antes de ser consumido para que se atempere y esté más rico todavía.